Hoy, para finalizar el mes de agosto, te recordamos la importancia de practicar dos actitudes que pueden hacer la diferencia en tu calidad de vida: la gratitud y la resiliencia.
Necesitamos reflexionar siempre sobre las relaciones que existen entre las actividades ocupaciones de nuestras vidas y nuestro concepto de felicidad.
¿Qué es ser grato para ti? Muchos buscan el agradecimiento solamente cuando ocurren hechos extraordinarios pero no es así.
La ciencia cada vez más profundiza en investigaciones sobre cómo nuestras acciones y emociones afectan nuestro cerebro. El estado de gratitud se comunica con otra reacción química en nuestro cuerpo. Por esto cuando agradecemos por todo lo que pasa y por las cosas más pequeñas, especialmente por los desafíos, logramos estar más preparados y nuestra mente está más creativa. Según los estudios, sentimientos como la gratitud arrojan los neurotransmisores del bienestar al cuerpo, que son la serotonina y la dopamina, ansiolíticos naturales. En este estado de tranquilidad y relajación, se puede idealizar soluciones, en lugar de problemas.
¿Y qué opinas de la resiliencia?
Ser resiliente está mucho más relacionado a la capacidad de afrontar las adversidades y dificultades de la vida, y verlas de otra forma, buscando una solución creativa, aunque no se sepa cómo inicialmente. Está muy relacionado a aceptar lo que no controlas de manera más tranquila: ¡y hay tantas cosas incontrolables en nuestro camino qué sería realmente insoportable tratar de gestionarlas todas!
Ser resiliente debería ser una disciplina constante en nuestro aprendizaje, y que quede claro que no hablamos aquí de no luchar por nuestros derechos y aceptar todo lo que ocurre. Ser resiliente significa que, «pese al dolor y las circunstancias adversas, una persona es capaz de seguir con su vida sin perder el control o sentirse desbordado o incluso, empezar de nuevo cuando todo ha salido mal. La resiliencia puede ser aprendida, no es un rasgo de personalidad que se presente en algunas personas y otras no.»
Para vivir mejor y ser más feliz, debes concentrarte en aquello sobre lo que realmente tienes control. La práctica de dar gracias por cosas, personas y eventos de la vida activa áreas del cerebro relacionadas con el placer y el afecto.
Así que ¡pongamos en práctica el vivir cada día a la vez, agradecer por nuestros logros y alegrías para que nuestra mente esté más abierta y preparada para la vida y las adversidades!
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