La presión arterial es más que un simple número en un monitor. Su fluctuación podría ser un indicador temprano de problemas cognitivos y cardiovasculares en adultos mayores. Este artículo explora un estudio reciente que arroja luz sobre este tema poco abordado pero crucial.
La Universidad de Australia del Sur ha publicado una investigación en la revista Cerebral Circulation—Cognition and Behaviour, que se centra en cómo la variabilidad de la presión arterial puede afectar la salud cognitiva y cardiovascular.
El equipo de investigación, liderado por Daria Gutteridge, seleccionó a 70 adultos mayores sanos, de entre 60 y 80 años, sin signos de demencia o deterioro cognitivo. Se les monitoreó la presión arterial y se les sometió a pruebas cognitivas y de rigidez arterial.
Los resultados mostraron que las fluctuaciones en la presión arterial dentro de un día, y también a lo largo de varios días, estaban vinculadas con un rendimiento cognitivo reducido. Las variaciones en la presión arterial sistólica estaban relacionadas con una mayor rigidez en las arterias.
Estos hallazgos podrían cambiar la forma en que se aborda el tratamiento de la demencia y las enfermedades cardiovasculares. La variabilidad de la presión arterial podría servir como un marcador clínico temprano, lo que permitiría intervenciones más tempranas y efectivas.
Aunque el estudio no profundiza en las causas exactas, sugiere que diferentes tipos de variabilidad en la presión arterial podrían reflejar distintos mecanismos biológicos subyacentes que afectan tanto la cognición como la salud cardiovascular.
El estudio abre una nueva ventana en la comprensión de cómo la presión arterial no solo es un número aislado, sino un factor dinámico que podría tener implicaciones serias en la salud cognitiva y cardiovascular de los adultos mayores.
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