Usar lo que pertenece al paciente, lo que le gusta y lo que está en su contexto, puede y debe ser una propuesta a la hora de pensar la actividad de estimulación.
Bueno, antes de nuestras queridos e irremplazables ordenadores, había máquinas de escribir elegantes y ruidosas.
La propuesta de ejercicio de hoy también se puede hacer con lápiz y papel, pero aprovechamos la máquina de uno de nuestros pacientes amables y talentosos para revivir una actividad que fue parte de su vida durante mucho tiempo, tecleando en la máquina (antes, ¡existían cursos para este aprendizaje!)
La actividad consistió en:
– Hacer una lista de verbos cotidianos (aproveché la oportunidad para alentarlo a pensar en su vida cotidiana en su casa);
– Luego, hicimos una columna separada con objetos que son parte de la actividad a la que se refería el verbo.
Por ejemplo: en una columna teníamos el verbo CONTESTAR, en la siguiente columna él ha puesto TELÉFONO. En la primera: PREPARAR, él contestó la comida, y así por delante ¿Entendido?
Esta actividad, tal y como fue realizada, puede conducir a muchas «conversaciones terapéuticas», por ejemplo: charlar sobre dónde se llevaron a cabo las actividades, quién las realizó, cuánto participó el cliente en ellas … de todos modos, es una manera de saber, sin una evaluación estructurada, cuál era la percepción del paciente de su capacidad funcional.
Esta actividad también puede ser hecha con lápiz y papel o quizás para estimular el uso del ordenador.
Una actividad sencilla pero con el objetivo de enseñar que muchas veces podemos adaptarnos a materiales que son importantes y significativos para los pacientes, y esto es lo mejor que podemos hacer, ¿verdad?
¿Quién se atreve a poner verbos y objetos relacionados en los comentarios a continuación, como sugiere la actividad?
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