España ha vivido semanas de confinamiento a causa de la pandemia de la COVID-19, y aunque muchos países aún la siguen viviendo, hoy hablaremos sobre como gestionar el volver a salir a la calle, a lo que llaman “la nueva normalidad”… que tarde o temprano esperamos y deseamos que llegue a todos los países del mundo.
Como terapeutas ocupacionales todo lo que involucra la rutina de las ocupaciones nos concierne, y sabemos que todos hemos tenido que vivir una gran capacidad de adaptación, física y emocional, de inseguridad, miedo, incertidumbre frente al futuro. Pero para una persona con Alzheimer todos estos efectos pueden causar mayor impacto principalmente en lo que dice respecto al cambio de la rutina.
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Aunque todos deseábamos poder volver a retomar la vida fuera de casa, este desconfinamiento con restricciones y nuevas normas puede causar aún más confusión y inseguridad en los enfermos de Alzheimer.
Para gestionar de la mejor manera esta nueva rutina os dejamos a seguir consejos divulgados por la Fundación Pasqual Maragall intentando minimizar los impactos generados a los mayores con alzheimer:
- Integrar las salidas en las actividades diarias. Con el confinamiento tuvimos que adaptarnos a nuevas rutinas en casa: ejercicios, actividades terapéuticas y de estimulación, horarios, etc. Al cabo de casi 3 meses hay que reincorporar los antiguos hábitos a la rutina y salir a la calle a que nos dé el sol y ver a otros puede ser beneficioso para todos. Hay que ir gradualmente incorporando la actividad física de dar un paseo o volver a los centros de día o volver a las terapias correspondientes gradualmente.
- intentar que salga siempre acompañada. Aquí vale resaltar que en casos leves o iniciales de la enfermedad puede que la persona aún saliera sola antes del confinamiento. Pero mucho puede haber cambiado, no solamente la enfermedad puede haber empeorado, pero entorno estará diferente de lo que había antes, personas con mascarillas, riesgos de contaminación, tiendas que puedan haber cerrado, calles que han cambiado el flujo para facilitar la circulación de peatones con las distancias permitidas. Todo esto puede resultar particularmente complejo para una persona con alzheimer y favorecer su desorientación, o incluso generarle alguna situación desagradables. Es recomendable que lleve identificación siempre encima, sea una fotocopia del DNI a una pulsera, o una placa en una cadena con su nombre y un teléfono al que pueda llamar quien le preste ayuda. Esto ayudará a minimizar riesgos y pérdida de la persona.
- Uso de mascarilla. Esto punto es algo complejo pues a todos nos resulta incómodo llevar algo cubriendo nariz y boca. Así que es recomendable si cuidas a alguien con alzheimer que lo practiques en casa con él para inhibir la tendencia a quitársela en la calle. Podéis utilizar la mascarilla a ratos en casa (tanto el cuidador como la persona con Alzheimer ), procurando hablar y hacer actividades de forma natural y siempre volver a explicarle de la importancia de usar esta protección sobretodo en transporte público y ambientes cerrados al salir de casa.
- Higiene de manos. De acuerdo con las autoridades sanitarias debemos minimizar el contacto con objetos, particularmente fuera de casa, para evitar que la persona con Alzheimer toque cosas podemos cogerle la mano, por ejemplo y recordarle evitar tocarse la cara. El lavado más frecuente de las manos también puede ser practicado en casa como parte de la rutina. Y por supuesto llevar siempre al salir un bote de solución hidroalcohólica para la higienización de las manos caso sea necesario.
- Cambios en la manera de Saludar. Los abrazos, apretones de manos y besos deben ser evitados. Para esto instantáneamente la sociedad ha generado nuevas formas de saludar como alternativas a evitar el contacto físico. ¿Aún no las conoces? Te dejamos el infográfico de la OMS, pero en España los más adoptados han sido saludar con un movimiento de la mano o chocar los codos o los pies, algo que también podemos practicar en casa.
La comunicación puede ser la clave para comprender lo que se requiere en estos cambios de rutina. El cuidador siempre debe estar atento a la forma de hablar, la postura que adopta y las palabras que usa. ¡Con paciencia y gradualmente todos nos adaptaremos a esta nueva realidad!
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