Cuidar implica desafíos que no son fáciles de superar, especialmente cuando pensamos que este desafío es a largo plazo e indefinido, como los que ocurren con los cuidadores de personas con Alzheimer. Sabemos que en la realidad muchas veces es un familiar que dedica tiempo y energía a cuidar y asumir este nuevo rol “informal” y si no se cuidan, acaban presentando síntomas de ansiedad y depresión. Como se puede notar, los desafíos no son solo físicos, sino especialmente emocionales.
El “síndrome del cuidador quemado” o Burn Out es una de las formas de estrés caracterizada por un estado de agotamiento físico, emocional y mental producido por haber cuidado durante períodos estables, de extensa duración y de alta implicación, a personas dependientes.
Sus principales síntomas son:
- Aislamiento social
- Cambios de humor
- Inestabilidad emocional
- Insomnio
- Fatiga
Se habla mucho sobre «cuidar al cuidador», pero ¿cómo cuidarlo? Y cuando es el momento de cuidarse, esto es lo que queremos aclarar aquí. El autocuidado es una tecla que repetimos en Reab, porque sabemos que muchas veces no hay tiempo para cuidarse o el cuidador se ve tan involucrado en la situación que no sabe como hacer para autocuidarse.
Por esto hemos recopilado puntos que puede ayudarte como cuidador a organizar mejor esta rutina de autocuidado.
– Si cuidas a alguien dependiente, sea un mayor con alzheimer u otra demencia, sea una persona con alguna discapacidad que dependa de ti, hay que acordarse de lo siguiente:
1 – Cuidar de tu salud y hacer visitas de rutina a tu médico es esencial; Si pones tus necesidades físicas primero podrás cuidar mejor, descansa correctamente, cuida tu dieta y respeta la rutina de horarios (de comer y de descansar), distribuye tu tiempo de manera equilibrada. La organización es fundamental, con herramientas simples como calendarios y listas de tareas puedes priorizar tus responsabilidades. Y no te preocupes si no puedes manejarlo todo.
2 – Evita el aislamiento social (aunque estemos en cuarentena por cuenta del covid-19 hay maneras de mantener contacto). Fomenta las relaciones sociales, mantén contacto con tus amigos y habla sobre tus sentimientos, no solo sobre tus problemas. Aprovecha estos momentos para desconectarte y divertirte.
3 – Aprende a poner límites. Saber decir “no” cuando la solicitud no es urgente; esto es una parte esencial del aprendizaje de cualquier cuidador.
4 – Dedica un tiempo al día a hacer algo que te guste. El ocio debe ser una parte fundamental de la vida de una persona. Sea con un hobby, un libro, una película, una actividad física, desconectarse con algo placentero es un modo ideal de romper con la monotonía, olvidar las preocupaciones y enriquecerse personalmente.
5 – Sé consciente de tus emociones y pide ayuda cuando consideres necesario. Pedir ayuda no es una señal de debilidad, sino de inteligencia. Haz una lista de las cosas que tienes que hacer y recluta a otros para compartir las tareas, familiares, amigos o profesionales pueden tender una mano para evitar que la situación se desborde. También puedes buscar recursos en tu comunidad como centros de día para ancianos o asociaciones dónde el anciano también pueda beneficiarse de la compañía de otros durante tu descanso.
6 – Practica el buen humor y el sentimiento positivo. Usa tu creatividad en el manejo de los problemas conductuales para hacer que la situación sea más leve para ti y para el que cuidas. Puedes leer más sobre esto: la risa es beneficiosa en varias situaciones y probablemente es más necesaria aún cuando cuidamos a una persona con alzheimer.
Entender las causas del comportamiento de la persona a que cuidas, puede ayudar. Sé tolerante contigo y con él, practica la empatía, el ponerse en el sitio del otro te va a ayudar también a ver la situación con otros ojos y sobretodo es importante que entiendas: ¡El cuidador perfecto no existe y cada día se aprende algo nuevo!
Si aún siguiendo todas las pautas notas que sigues deprimido o con síntomas que interfieren en tu vida diaria, y tiene impacto significativo, puede que sea hora de buscar ayuda profesional. Habla con tu médico, cuéntale tus síntomas al detalle y este te guiará para que tipo de ayuda es más recomendable.
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Fuente: Infosalus