Cuanto más pensamos en la discriminación por edad, más nos entran ganas de actuar con compasión. Cuando usamos la palabra «combate» puede evocar para algunos una relación con la “violencia”. Y no creemos en formas agresivas de combate; Nuestra creencia es basada en la educación como la mejor estrategia de conocimiento y reflexión.
Por eso hoy te presentamos en esta publicación (y seguramente verás cada vez más presente aquí), la palabra compasión cuando hablamos de Edadismo. Así nació lo que llamamos «Combate Compasivo», una «lucha» que visa no solamente que nos pongamos en la piel del otro, tratando de entender el estado emocional de quienes están pasando por ese dolor; pero también una discusión que va más allá, el objetivo además de la empatía y comprensión, es estimular a todos a la acción para reducir o aliviar el sufrimiento del otro.
Izar banderas por causas sociales no es ni remotamente “tontería”, se trata de sentir el dolor de otro, de empatizar. Por tanto, considerar cualquier “bandera social” como algo vago o innecesario no es ponerse en el lugar del que está sintiendo. Sin embargo, el edadismo trae un desafío muy peculiar ya que de una forma u otra nos afectará a todos, ya que cada día estamos envejeciendo.
Y, desafortunadamente, la discriminación por edad nace de una mala comprensión del envejecimiento; poner a todas las personas mayores en un paquete que es sinónimo de fragilidad e incapacidad. Cuando en realidad tenemos una variedad de envejecimiento, tenemos una variedad de condiciones que determinan cómo envejecemos y que afectan directamente nuestra longevidad y felicidad.
Para sorprenderte, podríamos mostrarte datos que enseñan cuánto mata la discriminación por edad, pero hoy preferimos que te quedes con la siguiente información: sentimos más bienestar a medida que envejecemos. Nuestra curva de bienestar crece a medida que envejecemos, eso se debe a que algunos de nosotros (la mayoría de nosotros, ya que estamos hablando de un promedio) cada día somos más conscientes de nuestro autocuidado y seleccionamos más lo qué debe preocuparnos, dónde invertir nuestro tiempo y nuestro bienestar.
Sigamos aprendiendo sobre la discriminación por edad y entendamos cómo interfiere con nuestras vidas y con aquellos a quienes amamos y cuidamos.
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