Cómo incluir el autocuidado en la rutina en 8 pasos

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Autocuidado parece la palabra de moda. Seguramente en el último año la hemos oído casi tanto como coronavirus. Pero la verdad cada vez se hace más necesario mirar con atención nuestras necesidades, para que podamos cultivar el bienestar físico y emocional.
Cuando hablamos de autocuidado nos referimos a todas aquellas cosas que hacemos para sentirnos bien en todos los niveles mental, físico y emocional. Parte de nuestro envejecimiento saludable se debe a hábitos que adoptamos a lo largo de nuestra vida. Y si somos cuidadores de personas mayores, se hace todavía más necesario esta pausa para cuidarse a uno mismo.

Cuidarnos puede parecer un desafío en medio de nuestro día a día. Pero si lo incluimos en nuestro cotidiano, los resultados se reflejarán también en todas las personas a las que cuidamos. Lo más importante es que no veas el cuidado personal como otra tarea que debas abordar a lo largo del día, o una práctica que solo crea más culpa por no poder seguir el ritmo. Sé amable contigo y el mundo lo agradecerá.

¿Necesitas inspiración para esta práctica? Presta atención a los siguientes puntos:

1. Escucha a tu cuerpo
Es esencial entender lo que tu cuerpo te comunica, si está cansado, tenso, preocupado. Dedícate unos minutos al día a ver como te sientes.

2. Intenta tener más contacto con la naturaleza
Acercarnos un poco más a la naturaleza es, para muchas personas, una forma muy poderosa de recargar las energías. De esto ya hemos hablado en: Usa la naturaleza como aliada para vivir más y mejor Nos ayuda a calmarnos y a ver el ciclo de la vida de una manera distinta.

3. Incluye la lectura en tu rutina
Si hace tiempo que no lees, intenta retomar este hábito y leer algunas páginas de aquel libro que te llamó la atención. Una buena manera de reanudar su práctica es estipular períodos cortos, como entre 5 y 10 minutos, para su lectura. A veces idealizamos un momento ideal para leer pero, como rara vez llega ese momento, dejamos de lado una práctica para no disfrutarlo dentro de lo posible.

4. Aprende a disfrutar de tu propia compañía
Este año nos ha enseñado a valorar aún más la compañía de nuestros amigos y familiares. Pero estar con uno mismo no significa estar solo. Tener un momento contigo mismo, ya sea viendo una película o dando un paseo por la calle, es una buena oportunidad para escucharse a uno mismo, pon en práctica este hábito.

5. Busca tiempo para meditar o cultivar tu espiritualidad
La práctica de la meditación puede ser muy beneficiosa para nuestro cuerpo, disminuyendo la ansiedad y haciendo que nos centremos con más claridad. Pero si no tienes el hábito de meditar, puedes comenzar la práctica observando tu respiración. O haciendo pausas para cultivar tu creencia.

6. Dedica tiempo a tu cuerpo
Una simple ducha más lagar tiene la capacidad de relajarnos. Dedicarse al cuidado de partes del cuerpo olvidadas, como haciéndonos una hidratación corporal, manicura, hacer un baño caliente en los pies, masajes y si puede ser con aceites aromáticos, el resultado es aún mejor. También hacer pausas aunque sea de 10 minutos para alguna actividad física, una caminada, un estiramiento es muy beneficioso.

7 – Aprende a decir que no
Esta sea quizás una de la prácticas más difíciles. A menudo nos exigen más de lo que podemos y saber decir No cuando veamos que es algo que nos agota las energías y no nos hará bien es una forma muy valiosa de cuidarnos, respetar nuestros límites y mantenernos emocionalmente sanos. También podemos incluir aquí, aprender a delegar para estar más ligeros de nuestra carga diaria.

8. Escribe sobre tus emociones.
Escribir un pequeño diario, aunque sea 2 minutos al día, es una herramienta que puede ayudarnos a aclarar nuestros sentimientos y conectarnos más con nosotros. Podemos intentar plamar los puntos positivos del día y practicar la gratitud.

¿Qué te ha parecido? ¿Intentarás adoptar esta práctica para vivir mejor?

Fuente: Self-Care Solution: Smart Habits & Simple Practices to Allow You Floourish

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