Seguramente alguna vez has oído hablar sobre la resiliencia. En psicología, resiliencia es la capacidad que tienen las personas para recuperarse y mantener una conducta adaptativa después de haber vivido un suceso estresante.
No obstante, cuando hablan de «resiliencia cognitiva» los especialistas se refieren como la capacidad de permanecer cognitivamente ileso a pesar de los normales cambios cerebrales que se producen con los años. Este concepto viene siendo ampliamente estudiado por estar relacionado con un envejecimiento más saludable y libre de enfermedades degenerativas. Una nueva investigación puede explicar por qué algunas personas son menos propensas al Alzheimer y la demencia relacionada con la edad, y el enriquecimiento cognitivo es clave.
¿Por que la Resiliencia cognitiva puede protegernos contra la demencia?
Muchas personas desarrollan Alzheimer u otras formas de demencia a medida que envejecen. Sin embargo, otros permanecen con la cognición preservada hasta bien entrada la vejez, incluso si sus cerebros muestran signos subyacentes de neurodegeneración.
Sabemos que mantener tanto nuestro cuerpo como nuestro cerebro activo repercute directamente con nuestro bienestar y está comprobado clínicamente que las personas que permanecen activas física e intelectualmente tienen mayor calidad de vida, son más independientes, tienen más iniciativa y se relacionan mejor.
En la investigación identificaron que entre las personas cognitivamente resilientes, el nivel de educación y la cantidad de tiempo dedicado a actividades intelectualmente estimulantes eran factores que ayudaban a prevenir la demencia. Un nuevo estudio realizado por investigadores del Massachusetts Institute of Technology – MIT muestra que este tipo de enriquecimiento parece activar una familia de genes llamada MEF2, que controla un programa genético en el cerebro que promueve la resistencia al deterioro cognitivo.
Los investigadores observaron este vínculo entre MEF2 y la resiliencia cognitiva tanto en humanos como en ratones. Los hallazgos sugieren que mejorar la actividad de MEF2 o sus objetivos podría proteger contra la demencia relacionada con la edad. Los hallazgos pueden ayudar a explicar por qué algunas personas que llevan vidas enriquecedoras son menos propensas a la demencia relacionada con el Alzheimer y la edad.
«Se comprende cada vez más que existen factores de resiliencia cognitiva que pueden proteger la función del cerebro», dice Li-Huei Tsai, director del Instituto Picower para el Aprendizaje y la Memoria del MIT. «Comprender este mecanismo de resiliencia podría ser útil cuando pensamos en intervenciones terapéuticas o en la prevención del deterioro cognitivo y la demencia asociada a la neurodegeneración».
¿Cuáles son los efectos protectores del deterioro de nuestro cerebro?
Una gran cantidad de investigaciones sugiere que la estimulación ambiental ofrece cierta protección contra los efectos de la neurodegeneración. Los estudios han vinculado el nivel de educación, el tipo de trabajo, la cantidad de idiomas que se hablan y la cantidad de tiempo dedicado a actividades como leer y hacer crucigramas con grados más altos de resiliencia cognitiva.
El equipo del MIT se propuso tratar de averiguar cómo estos factores ambientales afectan el cerebro a nivel neuronal. Observaron conjuntos de datos humanos y modelos de ratones en paralelo, y ambas pistas convergieron en MEF2 como un jugador crítico.
MEF2 es un factor de transcripción que se identificó originalmente como un factor importante para el desarrollo del músculo cardíaco, pero más tarde se descubrió que desempeña un papel en la función neuronal y el neurodesarrollo. En dos conjuntos de datos humanos que comprenden un poco más de 1,000 personas en total, el equipo del MIT encontró que la resiliencia cognitiva estaba altamente correlacionada con la expresión de MEF2 y muchos de los genes que regula.
Para estudiar la resiliencia cognitiva en ratones, los investigadores compararon ratones que se criaron en jaulas sin juguetes y ratones colocados en un entorno más estimulante con una rueda para correr y juguetes que se cambiaban cada pocos días. Como encontraron en el estudio en humanos, MEF2 fue más activo en los cerebros de los ratones expuestos al ambiente enriquecido. Estos ratones también se desempeñaron mejor en tareas de aprendizaje y memoria.
Cuando los investigadores eliminaron el gen de MEF2 en la corteza frontal, esto bloqueó la capacidad de los ratones para beneficiarse de ser criados en un ambiente enriquecido y sus neuronas se volvieron anormalmente excitables.
«Esto fue particularmente emocionante ya que sugirió que MEF2 juega un papel en la determinación del potencial cognitivo general en respuesta a las variables del entorno», dice Raju.
Luego, los investigadores exploraron si MEF2 podría revertir algunos de los síntomas del deterioro cognitivo en un modelo de ratón que expresa una versión de la proteína tau que puede formar enredos en el cerebro y está relacionada con la demencia. Si estos ratones fueron diseñados para sobreexpresar MEF2 a una edad temprana, no mostraron los deterioros cognitivos habituales producidos por la proteína tau más adelante en la vida. En estos ratones, las neuronas que sobreexpresan MEF2 eran menos excitables.
«Muchos estudios en humanos y estudios de neurodegeneración en ratones han demostrado que las neuronas se vuelven hiperexcitables en las primeras etapas de la progresión de la enfermedad», dice Raju. «Cuando sobreexpresamos MEF2 en un modelo de neurodegeneración de ratón, vimos que era capaz de prevenir esta hiperexcitabilidad, lo que podría explicar por qué se desempeñaron cognitivamente mejor que los ratones de control».
Los hallazgos sugieren que la mejora de la actividad dela familia de genes (MEF2) podría ayudar a proteger contra la demencia; sin embargo, debido a que estos genes también afecta a otros tipos de células y procesos celulares, se necesitan más estudios para asegurarse de que activarlo no tenga efectos secundarios adversos, dicen los investigadores.
Entretanto, aún es pronto para celebrar ya que las investigaciones seguirán más a fondo para saber como se puede activar MEF2 al exponerse a un entorno enriquecedor. Lo que sí queda cada vez más claro es que no debemos dejar de trabajar la resiliencia cognitiva a lo largo de nuestra vida, ¿verdad?
Fuente: MIT NEWS