Las personas mayores diagnosticadas con demencia que desean conducir es una situación común y bastante difícil de manejar por los miembros de la familia y aquellos que viven la práctica clínica de cuidar a los ancianos con demencia.
En general, este es un tema recurrente en la investigación internacional, ya que es una actividad compleja estrechamente relacionada con la independencia y la salud mental.
De hecho, los conductores de vehículos deben asociar una variedad de actividades coordinadas con sus manos y pies mientras reciben información visual y auditiva. Deben tomar decisiones rápidas basadas en lo que ven y oyen, además de estar al tanto de otros conductores, con señales de tráfico, condiciones de la carretera y la presencia de peatones. En el caso de las personas que tienen la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos que causan demencia, notaremos que estas habilidades disminuyen con el tiempo y llegará el momento en el que ya no podrán conducir.
La recomendación que tiene más adeptos es la de la interrupción inmediata de la licencia de conducir tras el diagnóstico, pero existe otra línea de estudio que evidencia que los ancianos pueden conducir vehículos de manera segura en las primeras etapas de la demencia, siempre que haya un monitoreo y evaluaciones periódicas. Las personas mayores con Alzheimer, en la etapa inicial, se sienten aptas para continuar conduciendo y esto debe ser constantemente evaluado.
Según la American Academy of Neurology (Academia Estadounidense de Neurología) se recomienda que las personas con demencia leve consideren seriamente suspender la conducción. Tomar esta decisión no es algo fácil, pues involucra aceptar la dependencia y ser consciente de la disminución de sus habilidades, por esto es muy importante pasar por una etapa de transición, que debe ser acompañada tanto por el médico, como por la familia y el cuidador del mayor con demencia.
Nos encontraremos con dos situaciones principales:
- Mayores con demencia que decidan ellos mismos que ya no quieren conducir porque les preocupa la seguridad.
- Mayores con demencia que son reacios a dejar de conducir, principalmente porque no son conscientes de cómo han disminuido sus habilidades al volante.
Para saber cuándo llega el momento de intervenir es importante hacer evaluaciones regulares en las consultas con el médico ( para identificar la disminución en las capacidades) que deben ser comparadas con la opinión de personas que cuidan al mayor y también de la análisis del propio anciano separadamente. Todo esto con el objetivo de evaluar los riesgos y la seguridad.
Si cuidas a una persona mayor con demencia leve puedes observar algunas conductas que pueden ser una señal de que ha llegado el momento de dejar de conducir:
- Enojarse o confundirse al conducir
- Perderse al conducir en lugares conocidos
- No observar las señales de tráfico
- Confundir los pedales del freno y del acelerador
- Tomar decisiones lentas o malas
- No permanecer en el carril
- Tener un accidente o recibir multas
- Golpear el borde de la acera al conducir
- Conducir demasiado despacio o con exceso de velocidad
En la práctica de quienes trabajan en esta área, persiste la preocupación de conducir de manera segura tanto para el conductor como para los peatones. Teniendo en cuenta que las personas de edad avanzada con demencia experimentan deficiencias de memoria (disminución de las habilidades visuales-perceptuales y visoespaciales, procesamiento de información visual deteriorado, atención y conocimientos retrasados), se necesitan evaluciones personalizadas para evaluar cuánto tiempo puede continuar el conductor de edad avanzada con Licencia de conducir.
En el próximo post hablaremos sobre cómo hacer esta transición de la manera más tranquila posible.
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