¿Podemos hablar sobre el paciente con alzheimer delante de él?

El gran error que uno puede cometer es ignorar a un participante en un proceso. En particular, con el argumento de que está «demasiado comprometido para saber lo que está sucediendo». ¿Hablemos del desempeño del mayor frente a él?

Es importante incluir a quien se está cuidando en esta conversación o «traducir» con un lenguaje para que éste entienda algunas partes de la conversación. Como por ejemplo: «Papá, le estoy explicando que has estado un poco desequilibrado al caminar». Incluir es respetar el derecho del otro a ser parte.

Si nunca habías pensado en eso, te dejamos la oportunidad. Si no lo practicas, puedes hacerlo a partir de ahora. Y si eres el profesional involucrado en el proceso, puedes dar el ejemplo.

Es verdad que no siempre la comunicación con el mayor que tiene algún tipo de demencia es fácil, por esto te dejaremos una serie de consejos para que puedas hablar de la mejor manera posible:

  1.  Hablar claro, despacio y con Tono de voz suave. Es importante tener en cuenta el entorno, preferentemente sin ruidos que puedan distraerle para optimizar la comunicación
  2.  Elaborar mensajes concretos, usando frases cortas, sencillas, directas y con temas cerrados de manera que sea más fácil asimilar la información.
    Evita darle varias posibilidades a elegir, lo mejor es hacer la pregunta cerrada (En vez de “¿ahora quieres hacer la siesta, ver la tele o pasear?”, plantear una a una. ¿Quieres ver la tele?) De modo que pueda contestar con una frase sencilla o solamente que responda sí o no.
  3.  Usar vocabulario sencillo, que puede ser potencializado por el lenguaje no verbal, siendo coherente con el verbal.
    Intenta utilizar palabras y expresiones con las cuales él esté acostumbrado. Reformula la frase con otros términos si no ha comprendido el mensaje. Además puedes usar tu lenguaje corporal para complementar la información verbal.
  4.  Ofrecerles el tiempo que necesitan para procesar la información y esperar a que contesten antes de empezar con una nueva frase. Sé paciente ante las repeticiones.
  5. No infantilizar. No reñir. No castigar. Dirigirnos a ellos siempre como a un adulto y mantener la calma sin presionar.
  6. Usar el humor siempre que sea posible, aprended a reíros de los malentendidos. Los comentarios hechos con sentido del humor además de mejorar las relaciones pueden ser más eficaces. ¡Pero ojo! Evita los juegos de palabras o palabras con doble sentido para no confundir!

En fin, aunque estemos delante del anciano, no podemos dejar de decir ciertas cosas en una consulta o en la terapia, a veces la oportunidad pasa y la información se queda sin decir. Sin embargo, si la situación es delicada y si tú, como miembro de la familia, has sentido que no era pertinente que se lo contara delante del paciente, escríbelo. Pero luego pregúntale a tu terapeuta si deberías haber hablado en presencia del paciente. Siempre date la oportunidad de aprender y de hacer lo mejor. De esta manera todos cuidaremos mejor y podemos obtener más resultados.

¿Os gustó? Ahora es solo empezar a ponerlo en práctica. Si quieres más consejos como éste, Estate atento aquí y en nuestro Instagram @reab.esp, ¡siempre publicamos consejos allí! 

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