El cuidador de ancianos es la persona que asume la responsabilidad de cuidar, ofrecer apoyo y asistencia a la persona mayor necesitada. El «cuidador informal» es la persona que brinda asistencia de manera no remunerada y el «cuidador formal» es la persona que realiza la preparación y formación profesional.
El cuidador familiar (informal) asume este rol por iniciativa propia, es decir, asume este rol porque lo solicita o por ser el más cercano o más indicado de acuerdo con la familia. O sea, muchas veces no hay otras opciones y éste acaba asumiendo esta ocupación para la familia. Esta elección está relacionada con tres factores: parentesco, género y proximidad física y emocional con las personas mayores. El cuidador familiar es el responsable directo del cuidado del anciano, que no percibe remuneración y que ha cuidado al paciente durante al menos tres meses, al menos cuatro horas al día y al menos tres veces a la semana.
Muchos cuidadores informales experimentan restricciones en su vida personal porque asumen la responsabilidad de cuidar y realizar tareas de manera ininterrumpida. Esto hace con que puedan enfrentar situaciones de agotamiento que pueden provocar sobrecarga principalmente por:
– Alejamiento de las relaciones afectivas y profesionales,
– Limitaciones en la red social, convivencia con otros entornos y ocio.
La sobrecarga puede influir en el desarrollo de síntomas psiquiátrico, físico, emocional, social y uso de medicamentos. Además, la actividad de cuidar puede afectar la vida económica y comprometer la calidad de la atención ofrecida.
El nivel de sobrecarga está directamente relacionado con el grado de dependencia del anciano, cuanto más dependiente, más ayuda necesita. Cuidar a una persona con deterioro cognitivo no es fácil, pero si esta persona es un familiar con Alzheimer, puede que el cuidador soporte una carga que parecerá más allá de sus fuerzas; Sentimientos como frustración, impaciencia, fatiga puede presentarse cuando menos se espera y hay que estar atentos para que todo esto no conlleve a depresión. Esto no está relacionado a falta de amor por el ser querido.
La literatura muestra que el hogar es un espacio privilegiado para el cuidado, caracterizado por la preocupación por la integralidad y unicidad del ser humano, por la valoración de la relación y el respeto por el otro, siempre que la familia participe y brinde el apoyo necesario. Así, surgen preocupaciones sobre el apoyo al adulto mayor, en este caso, el cuidador familiar es un punto débil en la recepción del cuidado.
¿Qué queremos decir con esto? Que tan importante como cuidar a las personas mayores es cuidar de quien cuida. Para esto hay que ofrecer herramientas adecuadas para el descanso físico, mental y el autocuidado.
Fuente: Jesús Isabela Thaís Machado de, Orlandi Ariene Angelini dos Santos, Zazzetta Marisa Silvana. Carga, perfil y cuidados: cuidadores de personas mayores en vulnerabilidad social. Rev. sujetadores. geriatr. gerontol. 21 de abril de 2018 (2): 194-204.
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