Para los cuidadores de Alzheimer, hay dos mundos para la comunicación: el mundo real y el mundo del Alzheimer.
En el mundo real nos comunicamos de la misma manera que siempre, preguntamos una vez, alguien responde y eso es todo. En el mundo de la enfermedad de Alzheimer en etapas posteriores es diferente, existe la pregunta, pero la respuesta no es suficiente. La respuesta no procesada, aunque sabemos que fue dada, puede estar acompañada de una reacción de ira, frustración y estrés por conductas y preguntas repetitivas. La comunicación entre estos dos mundos, el nuestro y el de ellos, no es fácil.
Bueno, lo que los pacientes elegirían era quedarse en nuestro mundo, usar nuestra comunicación, pero ya no pueden hacerlo en determinado momento de la enfermedad. ¿Qué hacer? Tienes que intentar entrar en su mundo.
En su mundo, la memoria a corto plazo se ha ido. A medida que la enfermedad de Alzheimer progresa, la memoria a corto plazo desaparece, ya no existe. En estas circunstancias, sería una tontería esperar que el paciente recuerde el qué le respondió el familiar o cuidador.
Después de aceptar y comprender que la memoria a corto plazo se ha ido, no hay razón para sorprenderse cuando una persona con enfermedad de Alzheimer pregunta repetidamente lo mismo.
Ellos no recuerdan que hayan hecho una pregunta, os podéis imaginar que no se acordarán si lo hicieron una o diez veces. Quizás tu lo recuerdes porque tu memoria a corto plazo sigue funcionando.
Para los familiares y cuidadores que viven entre estos dos mundos, es necesario aprender a comunicarse de manera efectiva.
La primera lección es: cuanto menos palabras, mejor. Cuando el paciente pregunta: «¿Qué día es hoy?» La respuesta es «jueves», no como «te dije antes hoy es jueves» o «hace cinco minutos respondí, hoy es jueves». Por supuesto, esto no garantizará que las preguntas se detengan, pero puede favorecer su estado de ánimo, ¡sin irritación! Además, podemos hacer el ejercicio poniéndonos en la piel del otro, debe ser bastante desconcertante no saber el día, el mes o el año en que estamos.
Un consejo que puede ayudar es poner recordatorios, como calendarios que sean comprensibles para los pacientes. Quien puede ayudarle a preparar esta adaptación es un terapeuta ocupacional.
También puedes pensar en todas las otras cosas que el paciente ya no sabe ni recuerda. Cosas que no habías considerado durante esta comunicación entre los dos mundos. Cuando nuestra respuesta a la pregunta “¿qué día es hoy?” Era “mira el calendario a tu lado”, además de ser larga, es una respuesta que implica el significado de conceptos que no sabemos si la persona todavía retiene, es decir, ¿será que ella vincula el nombre «calendario» al objeto, o será que aún mantiene las habilidades especiales que le permiten orientarse en el espacio y comprender lo que está a su lado?
Las preguntas repetitivas también pueden ser una advertencia, una forma de querer comunicar algo. Frente a preguntas repetitivas, presta atención si:
- ¿La repetición ocurre alrededor de ciertas personas? El paciente puede estar dispuesto a interactuar con esa persona que está cerca. Anímales a que le toquen, hablen con ellos, puede que lo que el paciente quiere es atención.
- ¿La repetición ocurre en ciertos ambientes? Algo en el entorno puede estar molestando al paciente, ten en cuenta el sonido, la posición del asiento del cliente o las condiciones higiénicas. ¡Investigue!
- ¿La repetición ocurre en un momento determinado del día? Algunos períodos pueden ser confusos, como la puesta de sol. Y también puede indicar hambre si siempre ocurre cerca de la hora de comer.
De esta nueva forma de entender las preguntas frecuentes surge la mejor parte. Tanto los enfermos como los cuidadores pueden sentirse mejor. El cuidador tendrá formas de reaccionar y ayudar, se sentirá más útil y efectivo. ¿Lo intentamos?
En lugar de comenzar una situación desagradable de impaciencia, la respuesta será diferente, será algo así como: «Me importas, estoy aquí contigo y para ti».
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fuente: sala de lectura de alzheimer