¿Qué significa saltarte las reglas? La definición puede ser «hacer algo incorrecto o fuera de la ley establecida por la sociedad» pero en nuestro caso estamos hablando de ser flexible, no ser tan duro con la disciplina, no exigirte demasiado (y tampoco presionar al mayor) porque muchas veces habrá que adaptar los planes, ajustar la rutina y al final todo saldrá bien o como debe ser en la medida que es posible.
Muchas veces estamos acostumbrado a un ritmo de vida con muchas pautas a seguir, pero que llegado a cierto punto debemos priorizar el bienestar, nuestro o de la persona a quien cuidamos. Un ajuste constante de rutas puede resultar angustioso e incluso frustrante para alguien que cuida a una persona con la enfermedad de Alzheimer, por ejemplo. Principalmente si esta persona se encuentra en la etapa de necesitar ayuda. La rutina es algo que existe para que podamos organizarnos de todas las formas, incluso emocionalmente.
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Más allá de cualquier reto que pueda ocurrir cuando cuidas a un anciano o a una persona con una enfermedad como es el Alzheimer, el reajuste en el que fue planeado a priori forma parte del proceso. Pero este cambio no existe para provocar angustia, sino para traer adaptación y funcionalidad al nuevo momento. Cuando hablamos de reajuste puede significar una variedad de cosas como:
Una nueva medicación,
formas de realizar la actividad,
cambios en el entorno,
modificaciones en la dinámica del cuidado
e incluso ajustes en la red de apoyo.
¿Cómo prepararse para este cambio?
A veces los cambios en la dinámica de cuidar llegan sin avisar. Por esto es importante parar. Parar cuando vemos que las cosas salen de nuestro control, parar cuando vemos que algo ya no le hace bien a la persona mayor, cuando existe una necesidad aunque aún no la hemos detectado. Detenerse hoy es un acto de valentía. Porque el mundo no nos permite hacer esta pausa. Pero es muy importante parar y buscar entender que podemos reajustar para que cuidar siga siendo algo positivo.
Para cuidar bien es necesario estar bien. Y estar bien significa que tanto el cuidador como la persona que es cuidado logran un objetivo en común: estar bien. Cuando se hace necesario un cambio en lo que ya estamos acostumbrados no podemos ni debemos verlo como algo malo, sino que es un ajuste en busca de lo que puede ser mejor para ese momento.
Así como la vida misma, cada día podemos tener una sorpresa, buena o mala. Así que si cuidas a una persona mayor, ¡aprende a saltarte las reglas, pero con mucha empatía siempre!
Por supuesto, no te estamos diciendo: «Minimiza tus sentimientos, no sufras, todo esto hace parte del proceso.» Vive lo que tengas que vivir, hay días muy difíciles en el arte de cuidar pero quédate con este mensaje: «Los cambios hacen parte, da la bienvenida a lo que se tenga que cambiar y céntrate en lo que puedes hacer mejor, para ti o para aquellos a quienes cuidas”