El ser humano es naturalmente un ser social. Pero no es solo por una cuestión de afinidades, estar en contacto con otras personas es una forma de estímulo constante de nuestras habilidades.
Pero si te dijéramos que además de ser algo que colabora con nuestra felicidad las interacciones sociales en la edad adulta son importantes para nuestra capacidad de evitar el deterioro cognitivo. ¿Eso te animaría a lo largo de la vida a buscar más relaciones sociales? Pues te invito a leer lo que vamos a contar sobre un reciente estudio publicado en JAMA Network Open que corrobora esta información.
De acuerdo con la investigación, fue constatado que simplemente tener a alguien disponible la mayor parte o todo el tiempo con quien pueda contar para que te escuche cuando necesites hablar se asocia con una mayor resiliencia cognitiva, una medida de la capacidad de tu cerebro.
¿Qué es la resiliencia cognitiva y porque es importante?
La Resiliencia cognitiva es la capacidad que tenemos para mentalmente funcionar mejor de lo que se esperaría debido a la cantidad de envejecimiento físico o cambios relacionados con enfermedades en el cerebro, que muchos neurólogos creen que pueden potenciarse al participar en actividades estimulantes mentalmente, ejercicio físico e interacciones sociales positivas.
«Pensamos en la resiliencia cognitiva como un amortiguador de los efectos del envejecimiento y las enfermedades cerebrales«, dice el investigador principal Joel Salinas, MD, profesor asistente de neurología Lulu P. y David J. Levidow en la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York y miembro de la Centro de Neurología Cognitiva del Departamento de Neurología.
De acuerdo con el investigador: «Este estudio se suma a la creciente evidencia de que las personas pueden tomar medidas, ya sea por sí mismas o por las personas que más les importan, para aumentar las probabilidades de que retrasen el envejecimiento cognitivo o prevengan el desarrollo de los síntomas de la enfermedad de Alzheimer, algo que es de esencial importancia dado que todavía no tenemos una cura para la enfermedad «.
El Alzheimer, infelizmente, hace parte de la vida moderna, ya que es el tipo más común de demencia, responsable del 60 al 80% de los casos. Y al ser una enfermedad es progresiva, la persona va perdiendo gradualmente la capacidad de vivir de forma independiente, de reconocer a los miembros de la familia y realizar tareas básicas. Sabemos que afecta principalmente a las personas mayores de 65 años (al menos que sea Alzheimer Precoz) e interfiere con la memoria, el lenguaje, la toma de decisiones y la capacidad de vivir de forma independiente.
Atención para este dato de la investigación: los resultados indican que las personas menores de 65 años se beneficiarían al hacer un balance de su apoyo social. Por cada unidad de disminución en el volumen cerebral, los individuos de 40 y 50 años con baja disponibilidad de escucha tenían una edad cognitiva cuatro años mayor que aquellos con alta disponibilidad de escucha.
«Estos cuatro años pueden ser increíblemente valiosos. Con demasiada frecuencia pensamos en cómo proteger la salud de nuestro cerebro cuando seamos mucho mayores, después de haber perdido mucho tiempo décadas antes para construir y mantener hábitos saludables para el cerebro», dice Salinas. Por esto lo que recomienda es que hoy mismo te hagas esta pregunta:
¿Tengo a alguien disponible para escucharme de una manera comprensiva? Y mis seres queridos, ¿también lo tienen?
Ser consciente de tu red de apoyo, de tus interacciones sociales mientras aún no eres demasiado mayor puede hacer una gran diferencia para tus habilidades cognitivas y tu calidad de vida en el futuro.
Según el investigador, este tipo de conocimiento debería hacer parte del historial médico social de cada persona, donde médicos deberían preguntar a los pacientes si tienen acceso a alguien con quien puedan contar para escucharlos cuando necesiten hablar.
Entiende en que se basa las informaciones del estudio
Los investigadores utilizaron una de las cohortes comunitarias de más larga duración y más estrechamente monitoreadas en los EE. UU., El Framingham Heart Study (FHS), como la fuente de los 2171 participantes de su estudio, con una edad promedio de 63 años. Los participantes de FHS dieron la información sobre la disponibilidad de interacciones sociales de apoyo que incluyen escuchar, buenos consejos, amor y afecto, suficiente contacto con las personas cercanas y apoyo emocional.
¿Cómo midieron la resiliencia cognitiva de los participantes?
Para medir la resiliencia cognitiva utilizaron escáneres de resonancia magnética y evaluaciones neuropsicológicas tomadas como parte de la FHS, relacionadas con el volumen cerebral total del cerebro. Esto porque los volúmenes cerebrales más bajos tienden a asociarse con una función cognitiva más baja, y en este estudio, los investigadores examinaron el efecto modificador de las formas individuales de apoyo social en la relación entre el volumen cerebral y el rendimiento cognitivo.
La función cognitiva de los individuos con mayor disponibilidad de una forma específica de apoyo social fue mayor en relación con su volumen cerebral total. Esta forma clave de apoyo social era la disponibilidad del oyente y estaba altamente asociada con una mayor resiliencia cognitiva.
Los investigadores señalan que un estudio más a fondo de las interacciones sociales individuales puede mejorar la comprensión de los mecanismos biológicos que vinculan los factores psicosociales con la salud del cerebro. «Si bien todavía hay mucho que no entendemos sobre las vías biológicas específicas entre factores psicosociales como la disponibilidad del oyente y la salud del cerebro, este estudio da pistas sobre razones biológicas concretas por las que todos deberíamos buscar buenos oyentes y convertirnos en mejores oyentes nosotros mismos. «dice Salinas.
Es importante comprender que las estimaciones según el Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud confirman la tendencia de crecimiento de la longevidad, y con la edad aumenta el riesgo de muchos trastornos que pueden tener un impacto significativo en la capacidad de las personas. Si no tenemos la cura para enfermedades degenerativas de nuestro cerebro, nuestra mejor herramienta aún es prevención de la demencia, por esto, un estudio que indica la importancia de tener a un buen oyente para escucharnos como forma de mejorar nuestra salud cerebral se hace tan relevante.
Fuente: MedicalXpress
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